Son dos las especies de amapola más comunes, y de ellas se usan sus semillas para diferentes usos, la más conocida es la amapola silvestre, de color rojo vivo escarlata y que crece de forma natural, en muchas ocasiones acompañando cultivos de cereales. La otra especie es la conocida como adormidera, de pálidos colores, conocida también como la planta de opio, posee un alto contenido de alcaloides y es muy usada en la industria farmacéutica. Sus semillas son inofensivas para el consumo humano. Se encuentran dentro de las cápsulas centrales de las flores y se extraen una vez que la planta se ha secado, parecen diminutos granos de arena de color negro y los tonos varían entre grises, marrones y azules. También existen las semillas de amapola blanca, aunque su uso es menos frecuente.
Respecto a sus propiedades, resulta verdaderamente saludable consumirlas por su contenido en ácidos grasos, antioxidantes, extraordinaria fuente de proteínas, minerales y fibra. Se recomienda tostarlas para que así desprendan su aceite con todo su exquisito aroma. Las infusiones pueden tener un efecto relajante e incluso facilitar la expectoración en casos de tos y resfriados.
Muchas culturas antiguas la utilizaban en la elaboración de una gran cantidad de recetas, como por ejemplo la cultura hindú y la china, es muy valorada en la cocina. El uso más común de estas semillas es como ingrediente en panadería, se ven mucho en las mezclas de cereales y semillas recubriendo diferentes productos como por ejemplo los bagels, galletas, panes, pasteles, es también muy usada en platos salados, como por ejemplo, pastas, salsas, sopas, panes, ensaladas…..
Las semillas de amapola no sólo nos permiten crear nuevos sabores y texturas sino que además crean efectos visualmente muy atractivos gracias a sus características y versatilidad en la gastronomía y pastelería con ingenio.
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