Yo era de las que metía los tomates en la nevera para que no maduraran tan rápido, te cuento que esta costumbre, asesina el sabor y el aroma tan delicioso del tomate.
Un grupo de investigadores franceses coloco un grupo de tomates en dos lugares a temperaturas diferentes, a 4 y 20 grados centígrados. Tras analizar sus componentes, han descubierto que los primeros perdían gran parte de sus volátiles, responsables del olor y ciertos matices gustativos.
Concluyendo que, la concentración de volátiles de las piezas refrigeradas mermaba hasta en un 66% tras 30 días de almacenamiento. En cambio, los que estaban a temperatura ambiente, no solo conservaban esos compuestos –generados por la degradación de aminoácidos y pigmentos carotenoides–, sino que además producían otros nuevos.
Los tomates de nevera se quedaron, sobre todo, sin los elementos químicos que le otorgan un sabor y olor herbosos, como si estuvieran recién cosechados. O dicho mejor, pierden su frescura, así que ya lo sabes, no meter los tomates en la nevera.